No era muy tarde, después me di cuenta de que se había parado el transcurso del tiempo, un alivio.
El esquema del día se había alterado; junto con la razón.
Se despertaron la astucia y la perspicacia, aletargando el cariño y el afecto, y sembrando el caos en mi interior, destrozando todo lo que encontraban a su paso, incluso el hueco que tenías en ese músculo que me ata a la vida.
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