viernes, 6 de mayo de 2011

Nada ocurre por casualidad.

El deseo es el impulso psíquico limitado y vigilado por las prohibiciones, tasado por la realidad, invocado por la fantasía, regulado por el placer y moderado por la respuesta de los demás.
A veces se produce un desajuste entre lo que creemos que somos y lo que queremos ser, lo que hace que dudemos hacia donde dirigir nuestros deseos, se producen dudas, insatisfacción, inadaptación del yo en sí mismo,... en esos casos en los que no se sabe lo que se quiere, en los que no se sabe lo que hacer,  lo mejor es dejar la vida correr y tu correr con ella, y satisfacer todo lo posible.

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